Por Alfredo Pérez
La Segunda Guerra Mundial fue uno de los episodios más lamentables en la historia de la humanidad. Todos conocemos los horrores cometidos por los nazis, en los campos de concentración, sus sueños por crear la raza perfecta y demás locuras de Adolfo Hitler.
En Operación Overlord, todo esto se ve corregido y aumentado. En esta cinta producida por J. J. Abrams y dirigida por Julius Avery, de entrada es impresionante el arribo de las tropas norteamericanas a suelo europeo, para preparar el famoso desembarco de Normandia.
El soldado raso, Boyce (Jovan Adepo), así como los compañeros de su pelotón, tienen como misión derribar la torre de comunicaciones que los nazis instalaron en una iglesia de un pequeño poblado de Francia. Sin embargo, el avión es derribado y cinco norteamericanos caen en suelo ocupado por los alemanes. Conocen a una joven local de la resistencia, Chloe (Mathilde Ollivier), y paran en su casa. Allí, les cuenta, está arriba su tía, “muy enferma”.
Detrás de la iglesia y su famosa torre de telecomunicaciones, hay más cosas por descubrir, ya que se sabía de las atrocidades que cometían los nazis en contra de los judios, pero Operación Overlord le da otro toque en una cinta de dos horas de mucha acción, sangre y un argumento aceptable. El soundtrack y los efectos especiales son de primer nivel, en una película no apta para corazones sensibles, pero muy recomendable para los amantes del suspenso y la acción.
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